Otro partido español en Aragón

Como si no tuviéramos bastante con los que ya hay, Rosa Díez viene hoy a la capital  a presentar su nuevo partido, UPyD. Dicen que no son nacionalistas. Ajá. Tienen razón. No son nacionalistas de ningún otro sitio que no sea España. Sumándose al PP, al PSOE, a los regionalistas del PAR, los federalistas de CHA e IU, un nuevo partido español en Aragón. Y olé.

ps. Coincidiendo con el aniversario del asesinato del Justicia, qué bonito.

9 comentarios

Archivado bajo Aragón, Nacionalismo, Política, Sociedad

9 Respuestas a “Otro partido español en Aragón

  1. Lo único positivo es que le rasque votos al PP y al PSOE, que creo serán más bien pocos. Ya veo el año que viene, si siguen, a los líderes «regionales» de UPD haciendo la ofrenda al Justicia con la bandera española. Rosa Díez seguro que no sabe que día es hoy.

  2. Dice la noticia: «…entre sus postulados básicos figuran el rechazo a los nacionalismos como elemento articulador de la política estatal. La formación se define como progresista y defiende los principios de igualdad de los ciudadanos, independientemente del territorio en el que vivan. Otras de sus principales inquietudes, que hoy expondrán públicamente, son la educación y el laicismo.»
    Como sabéis por mis habituales comentarios en plan mosca-cojonera, yo sí rechazo los nacionalismos como elemento articulador de nada, empezando por el español y por nuestros «queridos patriotas» del PP, pero ahora bien, la definición de igualdad que emplean es simplona y vulgar; en cambio, el concepto principal debería ser justicia, y una definición de justicia es «dar a cada uno lo suyo». Aplaudo la voluntad laicista de este partido, pero intentar definirse como progresista, y a la vez pretender uniformizar un Estado en el que hay muchas y muy diversas situaciones y características colectivas que no sólo hay que conservar, sino desarrollar hasta el máximo que la ley permite, es más bien centralismo decimonónico que progresismo.
    Como no-nacionalista en todo el amplio espectro de la palabra, no me fío para nada de esta gente, son más de lo mismo. Si fracasan, como parece, la puerta del PP se les abrirá de par en par. Si no fracasan, allí donde puedan pactarán con el PP. Que no cuenten conmigo.
    Yo sé qué día es hoy, pero no me siento representado por una visión romántica, parcial e interesada de aquellos hechos, que son mucho más complejos que el mero simbolismo del que se recubren ahora.

  3. Prudencio

    Lo que no entiendo, 39 escalones, es como te puedes definir como «No Nacionalista». Mi mente no da para mas, lo siento.

  4. prisionero

    Cuanto más variado es un estado más universales deben ser sus leyes, para que todos seamos iguales ante las leyes, la igualdad es la mayor carencia de nuestra democracia. No seré yo quien se envuelva en banderas para hacer discursos fáciles victimistas con tal de mantenerse en el cómodo sillón a cualquier precio, la bandera es para mi únicamente la representación del estado al que pertenenzco, por suerte o por desgracia, sin sentimentalismos por medio, cada uno puede tener los suyos. Lo que defiende UPyD resulta que a mi entender es lo más progresista que he oido en mucho tiempo.
    Empezar es muy complicado, sobre todo en este oligopolio del bipartidismo imperfecto, donde sólo sacan tajada los nacionalistas. Espero que saquen los votos suficientes de gente desencantada como yo del actual escenario político, abstencionistas a la fuerza y de los que creen que PP y PSOE, no lo hacen suficientemente bien, de manera que supongan una sálida al panorama inamovible que hoy soportamos.
    Tras reflexionar sobre el tema, seguramente votaré UPyD.

  5. Para Prudencio: muy fácil, Prudencio, mi manera de pensar se fundamenta en tres aspectos: 1) no ser del Barça no supone que sea del Madrid; 2) me interesa mucho la Historia, la Política y la Antropología, pero no la historia-ficción ni la política-ficción; 3) TODAS las naciones son inventos, o si quieres, convenciones. Los mismos argumentos que sirven para afirmar una nación afirman las demás, y los que las niegan, las niegan todas. No hay una verdad histórica, ni tradicional, ni esencialista, que justifique políticamente posiciones actuales ni en un sentido ni en otro. El propio devenir de Aragón contiene más elementos para negarle la categoría de nación que para afirmarla, de todo tipo: históricos, jurídicos, políticos, culturales, lingüísticos, étnicos, etc. ¿Qué es pues, España? La suma de voluntades de nuestros antepasados (los de todos), que así lo decidieron, y la continuidad de esa decisión cuando ha habido oportunidad de opinar: 1812, 1868, 1931 y 1978, y desde ahí en cada elección, amparándose en una serie de características comunes, que las hay, y muchas, que resultan propias de todos los pueblos que forman España, incluso extensibles a otros cuyo avatar histórico les ha llevado por otro lado (Portugal, que se constituyó en nación a la vez que España, con las nuevas ideas producto de la invasión francesa, y no antes, cuando no había naciones, sino pueblos), sin diferencias. Hay quienes hacen hincapié en las diferencias y olvidan las semejanzas y los elementos comunes. Eso es interesado y parcial, y cuando se echa mano de la memoria selectiva (incompleta, por lo tanto más negatoria que afirmatoria de nada), de teorías étnicas raras (véase el RH de la sangre), de esencialismos lingüísticos (partan de donde partan) además es con voluntad de manipular y de engañar, de falta de miras, si me permites, y de falta de correspondencia con la realidad de la gente, que al fin y al cabo, se trata de eso. Hay españoles que también olvidan los puntos divergentes: resulta igual de interesado y de parcial, o incluso peor. Yo no estoy contra España porque es una herencia política de todos; estoy contra la uniformización en torno a Castilla y lo castellano como esencia de España. Aragón también lo es, pero con personalidad propia, su memoria (con toda, no sólo con la que interesa parcialmente, como la fecha de hoy), su tradición (ídem) y sus culturas, con todas, con instrumentos que las respeten y las salvaguarden, y desde luego con un peso político mayor y deudor del abandono al que hemos estado sometidos en algunos periodos históricos (que no en todos).
    En el caso concreto de Aragón, nada indica que sea una nación, ni políticamente (Aragón dejó de existir como ente político, posesión personal de un rey, con súbditos, no con ciudadanos, antes de que se inventaran las naciones, luego tiene tanta justificación como defender una nación romana que ocupara todo el Mediterráneo), jurídicamente (nunca ha sido una nación), étnicamente (partimos del mismo tronco étnico común que el resto de España), ni lingüísticamente (hablamos mayoritariamente castellano ya desde antes de la unión personal entre Isabel y Fernando, quien apoyó su difusión en Aragón también por motivos prácticos, no sólo achacables a un imperialismo que se les adjudica -al hilo de esto hay un libro muy interesante editado en 1992 sobre el abandono en Aragón de las lenguas autóctonas, y del latín, en favor del castellano-, de la misma forma que ese imperialismo castellanista no alcanzó a Nápoles o Sicilia, que sí conservaron sus lenguas), ni social ni culturalmente (pues la gran mayoría de nuestras expresiones culturales tienen más en común con España que con cualquier otra entidad política anterior o posterior). Como toda nación, todo se puede reinventar. Mi no nacionalismo se fundamenta en lo siguiente: si tenemos una nación o un Estado basados en la continuidad de un consenso, ¿qué argumentos hay para romperlo? Desde luego, ninguno anterior a 1789, pues las naciones no existían, sino sólo los súbditos. Por tanto, nuestra memoria colectiva democrática no puede entenderse sin España, y la expresión democrática de los pueblos que la componen sólo se ha producido desde ese momento, y no antes, ni la ficción de Euskal Herria, ni Coronas basadas en el absolutismo monárquico sin soberanía popular, como Aragón hasta 1812, ya dentro de España.
    En resumen: España no es Castilla, España no es el PP. En ese sentido, no soy nacionalista español. Aragón, Cataluña, Euskadi, etc., son pueblos, no naciones: nunca han tenido, ni tienen, legal ni políticamente soberanía, y no hay argumentos suficientes para erigirlas en naciones distintas a la actual: ni políticos, ni jurídicos, ni culturales, ni sociológicos, ni étnicos, ni raciales, ni reliosos, cuando al devenir histórico de todos ellos se pone en una balanza que no esté manipulada, trucada, interesada o selectiva. En ese sentido, no hay más naciones que la española: así lo quiso, lo ha querido, y lo quiere la nación en su conjunto (no es divisible más que por acuerdo de la totalidad de ella misma, como en Chequia y Eslovaquia). ¿Qué significa eso? Que no debe ser castellano-centrista, ni facha, sino la España de los pueblos, en la que las decisiones las tomemos entre todos: un Estado Federal pleno, según modelo alemán, creo que sería lo mejor.
    Porque este debate no es sobre banderas y escudos, es sobre el bolsillo y la calidad de vida de la gente, es sobre prosperidad, y el sentido de la unidad nacional de 1812, repetido después, no es otro que ese, aunque algunos quieran enfundarse en banderas, en el Cid y en el brazo incorrupto de Santa Teresa. No hay un sólo nacionalista que aporte un estudio económico que diga que un territorio podría mantener sus niveles actuales por separado. Mientras eso no exista, el nacionalismo sectario es una paranoia de ficción autocomplaciente, y por eso me opongo, porque se basa en memorias selectivas e interesadas, y en argumentos torticeros y poco acordes con los hechos y la tradición histórica y social en su conjunto, no como los actuales partidos nacionalistas «periféricos», que toman lo que interesa políticamente y ocultan (a veces literalmente) el resto, pecado que también padece el nacionalismo español excluyente.
    O sea, que Aragón es España, y España es mucho más que Castilla y lo castellano. Apoyo esa España, y no otra, la única nación consensuada en la que, si las cosas se hacen bien, desde luego, mucho mejor que ahora, todos podemos tener voz y personalidad propias. Lo demás, fantasías, deseos, sentimientos. Y los sentimientos no tienen nada que ver con la política. No es que me sienta español, es que lo soy, y si miras el mapa, nos guste o no, todos lo somos. ¿Imprime eso carácter? Pues no. ¿Es España una nación? Legal y políticamente, sí, en nada más. ¿Lo es Aragón? No, porque además de, como España, carecer de otra legitimación nunca ha tenido soberanía ni nunca la ha apoyado. ¿Qué es Aragón? Un pueblo, sin duda, tan mezclado, tan variopinto, que no tiene sentido levantarse cada mañana, mirarse en el espejo, hacerse preguntas sobre lo que uno es todos los días de la vida, y además, responderse lo que uno quiere oír.
    En ese sentido, estoy bastante de acuerdo con Prisionero, aunque yo a esta pandilla no los voto en absoluto. Insisto, no me parecen progresistas, ya que defienden el Estado mazacote, unitario y centralista. Y el futuro no va por ahí, ni la prosperidad de todos, porque se trata de eso, tampoco.
    Saludos.

  6. Borinot

    1. Sin acritut, yes un canso y repites milenta begadas as mesmas cosas.

    2. Yo, y atros muitos d’iste blog, somos españols només de DI, asinas que, como diz a mazada castellana «no nos hagas comulgar con ruedas de molino».

    Que baiga bueno.

  7. Tienes razón, Borinot, me repito más que el ajo y el pepino juntos. Casi tanto como los victimistas que leen la mitad del cuento y se inventan la otra mitad porque el final no les gusta. Probablemente no tendría que repetirme si el nacionalismo en su conjunto tuviera espíritu de autocrítica, reconociera los absurdos que contiene, relativizara sus dogmas de fe, y no se pasara la vida en la autocomplacencia de los perros que se lamen sus propias cosas. Al nacionalismo no le gusta oír los hechos cuando no encajan con sus deseos y por eso se inventa una historia a su medida, llegando al delirio de creérsela.
    ¿Quién pretende hacernos comulgar con su imaginación? No soy yo amigo, sino los que pretenden que todos nos ajustemos a sus mundos imaginarios. Un personaje de una comedia de Shakespeare dice: «Tengo buena vista, puedo ver una iglesia en pleno día».
    Me importa poco la razón por la que seas español, incluso si no te gusta. Tampoco a mí te creas que me apasiona. El hecho es que lo eres, y eso es real, concreto. Mira el 3,1 % de la encuesta. En estadística, hasta el 4 % se consideran los resultados de la basurilla, lo que, se pregunte lo que se pregunte, hasta lo más absurdo, siempre va a haber alguien que lo conteste: es el número de gente que apoyó la guerra de Irak, los que creen que «El Señor de los Anillos» está basado en hechos históricos, los que se confesaron Jedis en el último censo de confesiones religiosas en Gran Bretaña… ¿Ruedas de molino? ¿No serán tuyas?
    Sin acritud, por supuesto.
    Saludos.

  8. Borinot (d'o 3,1%)

    Bueno, en tot caso crexemos, en uns años seremos més d’o 4 per zien y asinas dixaremos d’estar «basuera». «Ruedas de molino» garra, yo no imposo cosa á dengún. Y repito, no soi español.

    Salut.

  9. Claro, Borinot, me parece muy bien. Mucho tajo hay por delante si los argumentos son los habituales. De todos modos a mí me gustaría que quien piense así, ya supere el 4 o el porcentaje que sea, lo haga desde la inteligencia, la justicia, y sobre todo, desde la equidad, y no desde el dogma, el fanatismo y la irrealidad. Con la equidad en la mano no hay razón para renegar de nada de nuestra memoria ni de nuestro presente, ni por qué seleccionar o desechar. Eso equivale a restar, que, como sabes, es el mal que hemos padecido toda la vida. No conviene repetir los errores: nos guste o no, para construir hay que sumar.

Deja un comentario